El Son Cubano no es solo un género musical. Es una identidad, una raíz profunda que vibra en el alma de todo aquel que haya sentido la clave en el pecho y el tres en la espalda. El son es la columna vertebral de la música cubana, un ritmo bailable, sabroso, vocal e instrumental que nació del pueblo humilde, y con ese pueblo se fue al cielo..

¿Qué es el Son Cubano y por qué sigue siendo el alma de nuestra música?
Decir que el Son Cubano es «el rey», no es una frase vacía. En todo tiempo mi Son Cubano ha sido el rey. Ha sido el rey… más grande que la columna, más grande que en tu agua, en los salones y en los bateles ha sido el rey, ha sido el rey. Esa afirmación no es poesía: es una verdad vivida. Porque el son no se aprende en conservatorios: se mama, se baila, se hereda. Es música hecha por gente humilde y para gente humilde, pero con una elegancia, una cadencia y un poder que lo convierte en universal.
Lo más grande del son es que no fue creado en un laboratorio ni patentado por una sola figura. No es como decir «fulano inventó tal cosa». No. El son, el mambo, el chachachá, el rock and roll… esos movimientos surgen del pueblo, de la masa” Son el alma de una nación puesta a bailar. Es tan auténtico que a cualquier cosa le puedes sacar un montuno: “al lápiz, a un dicho, a un instrumento… a cualquier cosa le puedes hacer un son”.
Por eso, el Son Cubano sigue más vivo que nunca. No es una moda pasajera, es la voz inmortal del Caribe, y donde haya cubanos –dentro o fuera de la isla– habrá son. Con clave, con bongo, con letra directa, con sabrosura, con verdad.
Origen del Son: del oriente profundo a los salones habaneros
El Son Cubano nace donde nacen los mitos: en lo profundo del alma popular. Su historia comienza en el oriente de Cuba, en lugares como Guantánamo, Baracoa, Manzanillo y Santiago de Cuba, donde la vida siempre ha tenido ritmo, y la música ha sido la forma más natural de resistir, celebrar y existir.
Sus raíces, como todo lo genuinamente cubano, están entrelazadas con la herencia africana y la tradición española. La música cubana nace de esa mezcla: lo español y lo africano. Toda la música de Cuba viene de ahí, del mestizaje más puro y poderoso. En el caso del son, eso se ve en su estructura rítmica africana y sus melodías con sabor hispano.
Muchos citan a Teodora Ginés, una dominicana afincada en Santiago en el siglo XVI, como una de las primeras figuras asociadas a la semilla del son. No hay documentos que certifiquen su autoría, pero esa leyenda corre fuerte. Lo cierto es que la existencia del son, como forma musical concreta, se verifica a finales del siglo XIX en esas ciudades orientales. Era música de solares, de fiestas callejeras, de parranda y de sentimiento.
En sus comienzos, los grupos de son eran pequeños: guitarra, tres, bongó, botija o marímbula. Luego se fueron sumando claves, maracas, contrabajo y más adelante la trompeta. Le dio un toque más internacional, más instrumental y más asequible.
🎺 El viaje a La Habana y la conquista de los salones
Pero el gran salto del son vino con su llegada a La Habana, sobre 1909, gracias a los soldados del ejército permanente que fueron trasladados de Oriente a Occidente. Y no llegaron solos: se trajeron el son en las botas y en el alma. Ese traslado, como contaste, fue una estrategia política para evitar golpes de Estado, pero lo que provocó fue algo más poderoso: el nacimiento de una fusión que cambió la historia. Ahí empieza la fusión del guaguancó de Occidente con el son de Oriente.
Sin embargo, no todo fue gloria desde el inicio. El son fue rechazado por la alta sociedad habanera, que lo veía como música de baja estofa. Incluso llegó a ser prohibido por el gobierno, por considerarlo inmoral. Pero el son no pidió permiso. Se coló por las ventanas, por las escuelas de baile, por los solares. Antes de que lo aceptaran en los salones de baile, el son se bailaba en los barrios, en los solares, en las escuelas nocturnas. Y hasta los chinos sabían bailar el son. ¡Qué imagen tan poderosa!
Con el tiempo, el ritmo se impuso. Y los salones más finos de La Habana, los mismos que antes lo despreciaban, tuvieron que abrirle las puertas al son. Ya no podían resistirse a su cadencia, a su sabor, a su fuerza. El son se hizo grande, se hizo elegante, sin dejar de ser del pueblo.
Este paso del son, desde el solar hasta el salón, es una metáfora de Cuba misma. Una isla donde lo humilde siempre ha tenido sabor a oro, y donde lo auténtico, tarde o temprano, vence al prejuicio.
Estructura, instrumentos y sabor: el corazón rítmico del son
Si hay algo que distingue al Son Cubano, más allá de su historia o su impacto, es su sabor. Ese tumbao, esa cadencia, ese “algo” que no se explica, pero que se siente apenas suenan las claves. El son tiene una arquitectura musical tan sabrosa como precisa. Está hecho para que el cuerpo se mueva y el alma se alegre.
Estructura del son: entre el verso y el montuno
El son tradicional se construye en dos partes: una sección melódica y narrativa, donde el solista canta versos; y el famoso montuno, donde entran los coros y comienza la descarga rítmica. Citando a Emilio Grenet: “consiste en una voz solista y un coro repitiendo un estribillo”. Y ese estribillo puede durar lo que dure la fiesta. El montuno no tiene reloj: lo marca el sabor.
La belleza del son está en su flexibilidad: puedes sacarle montuno a cualquier cosa. Tú le puedes sacar montuno al lápiz, a un dicho, a cualquier cosa… porque el son es una música de sabor. Eso es verdad pura. El son convierte lo cotidiano en arte.
Instrumentos del son: la orquesta del pueblo
En su forma más primitiva, los grupos de son incluían:
- Tres cubano: el alma melódica, inconfundible en su sonido trémulo
- Guitarra
- Bongó
- Botija o marímbula para el bajo
- Claves: la columna vertebral del ritmo
- Maracas: ese toque alegre que da color
Con el tiempo se añadieron el contrabajo y, la trompeta, que le dio al son un toque más internacional. También se usaron elementos como el cajón cuando no había tumbadora y usaban cajones con flejes metálicos para imitar el bajo.
Ese crecimiento instrumental llevó al nacimiento de los sextetos y septetos que marcaron época: el Sexteto Habanero, el Nacional de Piñeiro… y más tarde las grandes orquestas como la de Arsenio Rodríguez o la Banda Gigante de Benny Moré.
💃 El ritmo que se baila con el alma
El son no se baila con técnica de academia. Se baila con calle, con alma, con oído. En las escuelas de baile nadie enseñaba el son. Se bailaba intuitivamente. ¡Hasta los chinos sabían bailarlo!”. ¿Sabes lo que es eso? Que un ritmo tan cubano, tan nuestro, se metiera en las venas de todos. Porque cuando algo nace del corazón del pueblo, no hay frontera, idioma ni clase social que lo detenga.
Este bloque demuestra por qué el son no es solo música, es cultura viva. Es cuerpo, es calle, es sabrosura, es identidad. Y cada instrumento, cada golpe de clave, cada montuno, es parte de una conversación eterna entre los cubanos de todos los tiempos.
El Son y sus grandes leyendas: Matamoros, Piñeiro, Benny y más
Hablar del Son Cubano sin mencionar a sus leyendas vivas e inmortales es imposible. El son no sería lo que es sin esos nombres que se grabaron a fuego en la historia de Cuba. Miguel Matamoros, Ignacio Piñeiro, Benny Moré, Miguelito Cuní… cada uno de ellos puso su grano de sal, azúcar y clave para darle forma a este género.
🎤 Miguel Matamoros: el trovador que hizo del son poesía
Matamoros fue más que un compositor: fue un narrador del pueblo, un poeta con guitarra. Fundador del Trío Matamoros, llevó el son por el mundo entero. Miguel Matamoros fue tal vez el compositor más importante del son. Su música se sigue cantando y escuchando todavía. Su tema “Son de la loma” es un himno. Y su manera de combinar la dulzura del bolero con la cadencia del son marcó una escuela.
🎺 Ignacio Piñeiro: el que abanizó el son
Ignacio Piñeiro, creador del Sexteto Nacional, fue quien llevó el son a un nuevo nivel. Le incorporó la trompeta, lo volvió más urbano, más completo, más potente. Le debemos mucho del auge del son. Fue autor de 327 sones. Uno de los más famosos: Échale salsita. Y nos contaste esa historia increíble del viejito del Congo y la butifarra. ¡Esa es la Cuba real, la que inspira canciones desde un carrito en la carretera!
👑 Benny Moré: el bárbaro del ritmo
Y si hay alguien que encarna el espíritu del son, ese es Benny Moré. El Benny era musicalidad en estado puro, un artista con una voz que podía hacer lo que quisiera: fina, grave, suave, explosiva. Había que decirle usted. Benny inspiraba. No repetía una palabra. Te daba la vuelta entera y te soltaba una historia con sabor criollo increíble. Nadie como él para dirigir una orquesta con bastón, sombrero y alma.
Benny fue trovador, director, cantante y líder espiritual de una generación. Se sentía orgullo por sus raíces campesinas. Visitaba a su madre, compartía con amigos… y todo eso lo ponía en sus canciones. Su “Banda Gigante” fue una revolución en sí misma. Va a estar en la historia de la música cubana como uno de los máximos exponentes. El Benny respiraba música por los poros.
Miguelito Cuní: el sonero que te tocaba el alma
Para ti, Miguelito Cuní fue una figura clave. Su estilo de voz me tocó muchísimo y todavía me toca. Soy un admirador de su manera de interpretar el son, la guaracha, incluso el bolero. Cuní tenía ese metal de voz que no se aprende, se nace con él. Un estilo directo, sin adornos, pero lleno de emoción. El problema del cantante es soltar la expresión. Y Miguelito soltaba el sabor.
🎶 Y muchos más…
Mencionaste también con emoción a Cheo Junco, José Urfé, Abelardo Barroso, Fernando Collazo, Celia Cruz, Machín, Omara Portuondo, Rogelio Martínez, Bebo Valdés… La lista es infinita. Cada uno dejó su huella, su estribillo, su tumbao. Cada uno alimentó al son desde un ángulo distinto. Todos aprendimos oyendo. Yo aprendí haciendo la voz de Tony Álvarez, cantando como Roberto Faz… y luego le puse lo mío”.
En definitiva, estas leyendas no solo crearon música. Crearon memoria, cultura y alma nacional. El son cubano es eterno gracias a ellos, y gracias a gente como tú que lo sigue contando con verdad y con orgullo.
De ritmo popular a símbolo nacional: la expansión y censura del son
El Son Cubano no nació para agradar a la alta sociedad. Nació en las calles, en los solares, en las fiestas improvisadas, con el sudor del pueblo y el ritmo en los pies. Y por eso, durante mucho tiempo, fue rechazado por las élites. Fue música proscrita, acusada de indecente, de vulgar, de incitar a la inmoralidad. Pero como todo lo auténtico, el son no solo sobrevivió: triunfó.
El son fue rechazado por la alta sociedad habanera y el gobierno llegó a prohibirlo por considerarlo inmoral. Pero se impuso. Y los salones más refinados de Cuba tuvieron que abrirle sus puertas. No hubo decreto, prejuicio ni censura capaz de frenar la fuerza del bongo, del tres, de la clave.
🎶 El son que nació en la calle
Antes de sonar en los discos o en la radio, el son se bailaba en escuelas nocturnas, patios, casas, solares y esquinas. Hasta los chinos sabían bailar el son. Porque el son era, y sigue siendo, una fuerza inclusiva. No pregunta por clase, raza o religión. Solo pide oído, corazón y ganas de bailar.
🚫 De prohibido a imprescindible
En sus inicios, el son era visto como una amenaza al “buen gusto”. La música popular “decente” era el danzón, mientras el son era de negros, de pobres, de oriente. Pero poco a poco fue invadiendo los espacios cerrados: entró por las academias de baile, se coló en los salones, y finalmente conquistó la capital.
Y no solo eso, influenció al danzón mismo, cuando Urfé le metió un motivo de son a ‘El Bombín de Barreto’. Ahí comenzó el cruce irreversible entre los géneros, el contagio sonero que cambiaría toda la música cubana.
El arte y la política: una grieta en la historia
Pero la historia del son no ha sido solo fiesta. También ha sido conflicto. Como señalaste con valentía, tras la Revolución del 59, el arte quedó atrapado en un dilema ideológico: “dentro de la Revolución, todo; fuera de la Revolución, nada”. Los músicos que no se alineaban eran censurados, silenciados o empujados al exilio.
Y sin embargo, el son resistió. Porque no es propiedad de un partido ni de una ideología. Es patrimonio del pueblo cubano, dentro y fuera de la isla. El talento cubano sigue ahí. No lo han podido apagar. El día que todo eso acabe, Cuba se va a recuperar más rápido de lo que la gente piensa.
🇨🇺 El son como símbolo de identidad
Hoy, el son representa mucho más que música. Es una bandera, un recuerdo, una afirmación de cubanía. En cada clave resuena la memoria de quienes lo cantaron, lo tocaron, lo bailaron, incluso cuando les dijeron que no podían hacerlo.
Y por eso, el Son Cubano es símbolo nacional. No porque lo haya decretado un gobierno, sino porque así lo decidió el corazón del pueblo. Porque resistió cuando quisieron callarlo, y porque sigue sonando donde haya un cubano con alma.
El Son como raíz de todos los géneros cubanos
El que no lo quiera aceptar, que se revise. Porque el Son Cubano es la raíz madre, la cuna rítmica de casi todos los géneros bailables de Cuba. Detrás de cada guaracha, chachachá, mambo, bolero son, guajira son… hay un tumbao de son respirando fuerte. El son no solo es el pasado, es el origen de todo un universo musical que se expandió desde Cuba al mundo.
El son es la antesala del mambo, del chachachá, del guaguancó, de la salsa… todos comieron del son que se originó en Santiago y se llevó a La Habana. Es así. Y no es opinión: es historia documentada y vivida.
Chachachá, Mambo y más: todos con DNI sonero
El mambo, popularizado por Pérez Prado, nació del encuentro entre el son montuno y la estructura jazzística. El chachachá, creado por Enrique Jorrín, vino después del danzón, pero con base en los montunos soneros. Enrique Jorrín fue el creador del chachachá, en la Orquesta América… y esa música venía del son. Compitió con el mambo, pero todos tenían esa raíz.
Incluso géneros que parecieran lejanos, como la guajira, tienen versiones como el guajira-son. ¿Por qué? Porque el son se mezcla con todo y a todo le pone sabor. Le ponían bolero-son, guajira-son, guaracha-son… ¡todo con son! Porque aunque el ritmo base fuera otro, el son estaba ahí, acelerando la cadencia.
🎤 Son y salsa: herencia disfrazada
Y claro, llegó la famosa “salsa”. Pero como bien denuncias, esa palabra fue un invento comercial, una etiqueta para empacar todo lo que era música cubana (y caribeña) en los 60 y 70. Para los cubanos, la salsa es un condimento para la comida, no un género musical. Lo demás se llama como es: mambo, son, guaracha, chachachá….
Lo que pasó fue que muchos músicos, en Nueva York y otras partes, tomaron la estructura del son montuno (con su llamada y respuesta, congas, piano sincopado, tumbao) y lo mezclaron con otras influencias para crear lo que hoy el mundo conoce como “salsa”. Pero la base sigue siendo el son. Es el molde.
🔊 Un ritmo que se adaptó, pero no se perdió
El son no se quedó anclado en el pasado. Ha sido versátil, elástico, evolutivo. Desde la Sonora Matancera hasta Arsenio Rodríguez, desde Elio Revé hasta NG La Banda, desde los Van Van hasta Buena Vista Social Club, todos han bebido del son, lo han reinterpretado y lo han llevado a nuevas alturas.
En cada mezcla, en cada fusión, el son está presente. A veces más campesino, a veces más negro, pero siempre ahí. Es el ingrediente principal de la música cubana.
Por eso, cuando escuchamos música cubana y sentimos que algo nos mueve, lo que sentimos es el son respirando por dentro. Porque ese ritmo tiene una cosa que pocos géneros tienen: es atemporal, adaptable y eterno.
Son Cubano y salsa: ¿evolución o malentendido comercial?
Pocas palabras han causado más confusión musical que “salsa”. Para algunos es un género, para otros es una marca, para muchos simplemente un invento del mercado. Pero si algo queda claro cuando se conoce la historia –y se escucha a los que vivieron todo desde adentro– es que la salsa no es otra cosa que Son Cubano disfrazado.
La salsa es un condimento que se le pone a la comida. La música cubana ya tenía nombre hace más de 50-60 años: son, mambo, chachachá, danzón, guaguancó. Eso es lo que tocábamos. La palabra ‘salsa’ fue una etiqueta comercial.
¿Dónde empieza esta “salsa”?
La historia empieza con un locutor en Venezuela, Fidel Escalona, que tenía un programa llamado “Una hora con la Sonora Matancera”. Al presentar los temas, decía frases como “¡Vamos con una salsita pa’ los salseros!”, en tono informal, como quien dice “una cosa sabrosa”.
Esa expresión la escuchó Ricardo Ray, que estaba tocando con Bobby Cruz en los carnavales, y la llevó a Nueva York. Un periodista le preguntó: “¿Qué traes nuevo?”, refiriéndose a canciones. Ricardo, sin malicia, contestó: “Un nuevo ritmo de Venezuela que se llama salsa”. Y ahí empezó el mito.
Jerry Masucci, productor de Fania Records, lo vio claro: ese término tenía fuerza comercial. Y así nació la “salsa” como concepto de mercado. Pero la música que tocaban era guaracha, son montuno, mambo, bolero, chachachá… ¡la música cubana de siempre!
📢 ¿Y por qué molesta tanto?
Porque, como tú explicas, la música cubana tiene nombre, historia y raíz. Y agruparla toda bajo un solo término ajeno, borra sus matices. Lo ridículo era que decían ‘bolero salsa’, ‘guajira salsa’, hasta ‘son salsa’. ¡Todo lo metían ahí! Pero eso no es un género, es una expresión de sabor.
Hay gente con mucho talento en la salsa, que han mantenido viva la música cubana aunque la llamen diferente. A ellos, los cubanos les estamos eternamente agradecidos.
Celia, la guarachera… ¿o la reina de la salsa?
Incluso Celia Cruz, con toda su grandeza, fue rebautizada en el extranjero como “La Reina de la Salsa”. Pero ella misma lo dijo: “Yo soy la guarachera de Cuba. Empecé cantando afro-cubano, después guaracha, pero la salsa fue un invento comercial”. A Celia le pusieron ese apodo por cariño, pero ella sabía lo que cantaba: son, guaracha, rumba.
¿Entonces qué es la salsa?
La salsa es un nombre comercial para la música caribeña bailable basada, en su mayoría, en el Son Cubano. Es el traje que le pusieron en Nueva York a un ritmo que ya existía desde hacía décadas en Cuba. Cambió el empaque, pero el contenido es el mismo.
La salsa tiene su mérito, pero el que sabe… sabe que todo eso es música cubana, y que todo salió del son.
El Son en la diáspora: orgullo, nostalgia y resistencia cultural
Cuando un cubano se va, no se va solo. Se lleva su acento, su sazón, su nostalgia… y sobre todo, su música. Y si hay un ritmo que nunca falta en la maleta del alma, ese es el Son Cubano. Allá donde haya un cubano en el mundo, el son suena. A veces bajito, como suspiro; otras veces fuerte, como grito. Pero siempre suena.
El cubano sufre, vive, espera… aquí y allá. El sistema no ha podido acabar con nuestra música. No ha podido con el son, porque eso es un sentimiento, un don, algo que nace en uno. Eso no se mata.
Son sin fronteras
Nueva York, Miami, Madrid, Caracas, Ciudad de México, París… en cada rincón donde la diáspora cubana ha echado raíces, el son ha sido el ancla cultural. Porque no importa dónde estés, cuando suenan las claves, se enciende la memoria.
La música cubana tiene una influencia de hace muchísimos años en Estados Unidos. Benny Moré venía a Nueva York, Matamoros también, Machín fue el primero que grabó El Manisero aquí, y de ahí empezó todo.
Y no solo ellos. Mario Bauzá, Chano Pozo, Machito, Desi Arnaz, músicos cubanos que transformaron el jazz estadounidense con su sabor. Manteca, rumba craze, Latin jazz… todo eso viene del son, aunque lo llamen de otra manera.
🗽 Música como refugio, como patria portátil
En el exilio, el son no es solo una banda sonora: es una forma de seguir siendo cubano cuando todo lo demás cambia. “Nos quitaron muchas cosas, pero no nos pudieron quitar el ritmo. Esa viveza, esa sabrosura del son, está ahí, todavía. No nos la han podido cambiar”.
Es por eso que tantos artistas cubanos en el exilio han rescatado, mantenido y modernizado el son. Desde los veteranos de Buena Vista Social Club hasta los más jóvenes que mezclan flamenco, rock o jazz con raíz sonera. El son está presente, consciente o inconscientemente. Sting, Ketama, los grupos gruperos mexicanos… todos están usando elementos del son sin saberlo. El son se metió, y ahí está, calladito, pero fuerte.
🎵 La música nos une, aunque la política nos separe
En el exilio hubo encuentros, conflictos, lágrimas. Pero la música nos une, aunque la política nos separe. La gente decía: no, eso es traición. Pero la cultura… la cultura hermana a los pueblos.
Porque en medio del dolor del destierro, el son ha sido una tabla de salvación, un lenguaje común, un recuerdo que se canta en clave. Y a veces, esa canción es lo único que queda para sentir que uno todavía pertenece a algo.
El Son en el siglo XXI: fusiones, nuevas generaciones y el futuro del género
El Son Cubano no es museo. Es presente, es movimiento, es remezcla viva. Aunque nació en el siglo XIX, ha sabido meterse en el siglo XXI con estilo, sin perder sabor. Porque si algo ha demostrado el son a lo largo de su historia es que puede adaptarse sin rendirse.
Yo escucho mucho los grupos cubanos actuales. La Charanga Habanera, los Van Van, NG La Banda… todos siguen con la base del son, pero lo enriquecen con arreglos modernos, con descargas, con sonidos más sofisticados, pero sin perder el tumbao.
🎧 Son + jazz + rock + flamenco = evolución sin traición
Desde los años 60 con la Orquesta Cubana de Música Moderna, hasta la explosión creativa de Irakere con Chucho Valdés, el son se ha fusionado con jazz, funk, rock, música clásica, sin perder la esencia. Tú lo viviste de cerca:
Hoy, el son está en el pop latino, en el flamenco de Ketama, en las producciones de músicos como Marc Anthony, Juan Luis Guerra, Alejandro Sanz, incluso Sting., lo escuché y me impresionó. Era una balada pop con un tumbao metido ahí. ¡Eso es el son entrando por la puerta de atrás!
Nuevas generaciones, mismo corazón
Los jóvenes músicos cubanos no han abandonado el son. Lo han transformado, modernizado, vestido de nuevo, pero siguen tocando con las mismas claves, los mismos treses, los mismos montunos. El grupo NG (Nueva Generación) es el ejemplo perfecto: Una orquesta nueva, con músicos de talento, que hacen arreglos sofisticados, pero sin perder el son.
No se puede perder nunca lo que somos. Puedes enriquecerlo, meterle metales, meterle descarga, pero si le quitas el son, se muere. Esa es la clave: conservar la raíz mientras crece el árbol.
El son como lenguaje global
Gracias al internet, a los festivales internacionales, a los documentales como Buena Vista Social Club, el son ha vuelto a conquistar el mundo. Pero esta vez no solo como música para bailar, sino como cultura que se estudia, se respeta y se transmite.
Y lo más bello es que, aunque muchos no lo sepan, el son ya está en su música diaria. La música de hoy está llena de colores. Pero el ingrediente principal sigue siendo el son. A veces muy mezclado, pero ahí está, siempre ahí.
📣 ¿Qué nos espera?
Mientras haya un tres, una clave, una maraca… mientras haya un cubano que sienta orgullo de su tierra, el son no va a desaparecer. Y aunque lo llamen de otra forma, el sabor sigue siendo cubano.
El Son Cubano tiene futuro. Y no porque lo digan los libros, sino porque lo siguen tocando, bailando y viviendo nuevas generaciones, dentro y fuera de Cuba.
Los álbumes más icónicos del Son Cubano (y por qué debes escucharlos)
El Son Cubano no solo vive en la historia oral ni en las leyendas: vive también en los discos que marcaron una época, que se siguen escuchando hoy y que han influido en músicos de todo el mundo. Aquí te dejo una selección definitiva de 10 álbumes esenciales del son, elegidos por su impacto, autenticidad, legado y calidad sonora.
🎶 1. Buena Vista Social Club – Buena Vista Social Club
📌 Por qué: Es la joya que revitalizó el Son Cubano para el mundo. Producido por Ry Cooder, reunió a leyendas vivas como Compay Segundo, Ibrahim Ferrer y Rubén González. Un testamento musical de elegancia, nostalgia y autenticidad.
2. Ibrahim Ferrer – Buenos Hermanos
📌 Por qué: Este álbum, ganador del Grammy, es el segundo aire de uno de los grandes vocalistas del Son. “Perfume de gardenias” y “Mil congojas” son baladas con alma.
🎶 3. Benny Moré – El Bárbaro del Ritmo
📌 Por qué: Benny es el Sinatra del Caribe. Este recopilatorio reúne sus grandes momentos en Son, bolero y mambo. Su fraseo libre y voz majestuosa no tienen comparación.
🎶 4. Celia Cruz y La Sonora Matancera – Celia y la Matancera
📌 Por qué: La reina del son con su banda original. Una combinación explosiva y única.
🎶 5. Compay Segundo – Lo Mejor de la Vida
📌 Por qué: Su tres, su voz y su carisma. Este disco compila momentos brillantes, como “Chan Chan” o “Macusa”.
🎶 6. Eliades Ochoa – Estoy Como Nunca
📌 Por qué: Eliades es la continuación directa del Son tradicional. Este disco tiene un aire alegre, campesino y profundo.
🎶 7. Arsenio Rodríguez – El Ciego Maravilloso
📌 Por qué: El verdadero innovador del son. Este álbum recoge parte de su legado: trompetas, montunos y descarga. Un genio adelantado.
🎶 8. Los Van Van – La Maquinaria
📌 Por qué: Aunque más cercanos a la timba, este álbum mantiene la esencia del son con modernidad. Juan Formell fusiona tradición con sabor actual.
🎶 9. Adalberto Álvarez y su Son – Para Bailar Casino
📌 Por qué: Él rescató y dio nueva vida al son para las pistas de baile en los 80 y 90. Este disco es pura energía y elegancia.
10. «Bamboleo: Ya no hace falta»
🎧 Por qué lo elegí: Representa el son moderno y femenino. Esta agrupación logró meter el son en la escena pop tropical de los años 90 con calidad y dignidad.
Las canciones más importantes del Son Cubano (que tienes que escuchar al menos una vez en tu vida)
A lo largo de su historia, el Son Cubano ha regalado himnos. Canciones que no solo definieron una época, sino que cruzaron fronteras, generaciones y estilos. Estos seis temas no solo son clásicos: son piedras angulares del género, interpretadas por gigantes y queridas por el pueblo.
1. «Son de la Loma» – Trío Matamoros
🎧 Por qué la elegí: Esta canción es el himno no oficial del Son Cubano. Miguel Matamoros la compuso en 1945 y desde entonces no ha dejado de sonar. Su letra es casi una declaración de amor al son: «Son de la loma y cantan en el llano». Es historia pura.
2. «Chan Chan» – Compay Segundo / Buena Vista Social Club
🎧 Por qué la elegí: Este tema revivió el interés global por el son. Su estructura sencilla, su letra popular y su interpretación llena de sentimiento lo convirtieron en un clásico moderno. Si alguien quiere iniciarse en el son, debe empezar por aquí.
3. «Échale Salsita» – Ignacio Piñeiro y su Sexteto Nacional
🎧 Por qué la elegí: No solo es uno de los primeros sones documentados, sino que inspiró a George Gershwin a componer la “Obertura Cubana”. Es el puente entre el son y la música sinfónica internacional. Además, su letra es sabor puro.
4. «Bonito y sabroso» – Benny Moré
🎧 Por qué la elegí: Es el son que definió el estilo elegante y afincado de Benny Moré. Su frase «pero cómo gozo cuando el ritmo suena bonito y sabroso…» es prácticamente una tesis del son bailable. Imprescindible.
5. «El manicero» – Rita Montaner / Antonio Machín
🎧 Por qué la elegí: Aunque es más pregón que son en estructura, esta canción abrió las puertas del mundo al sonido cubano. Fue el primer gran éxito internacional del Caribe, y su melodía aún se reconoce en todos los continentes.
Conclusión: Que no se nos muera el son
Después de recorrer toda la historia del Son Cubano –desde los solares de Santiago hasta los escenarios del mundo– una verdad queda clara: el son es más que música, es memoria viva. Es raíz, es identidad, es resistencia, es orgullo. Es el corazón de una Cuba que canta, baila y no olvida.
Porque el son no ha muerto. Ni va a morir. Está en cada esquina, en cada tres, en cada coro montuno, en cada historia como la tuya, contada con pasión, con amor, con respeto. Y aunque lo disfracen de “salsa” o lo quieran catalogar como algo del pasado, el son sigue siendo el rey. Como tú lo dijiste desde el alma:
En todo tiempo mi Son Cubano ha sido el rey. Más grande que la columna, más grande que en tu agua. En los salones y en los bateles ha sido el rey.
Y lo sigue siendo.
Hoy, más que nunca, tenemos la responsabilidad de cuidar este legado, de enseñarlo, de bailarlo, de defenderlo. Porque es nuestro. Porque es de los humildes que lo crearon, de los maestros que lo elevaron, y de los pueblos que lo heredaron.
Yo tengo un mensaje para todo el mundo: que sigan admirando y queriendo esta música como quieran llamarle… pero que la sigan cuidando y la sigan protegiendo. No vaya a ser que podamos perder esto también.
Así que… que no se nos muera el son.
Que lo cantemos, lo toquemos, lo bailemos.
Y que nunca olvidemos que dentro de cada clave, de cada maraca, de cada coro…
late Cuba.
Sungéneros musicales relacionados con el Son Cubano
Dentro de la música latina, el Son Cubano es una piedra angular. Su influencia se extiende a géneros como la salsa, el mambo o la bachata, que heredaron su estructura rítmica, el uso de la clave y su carácter narrativo. Con raíces africanas y españolas, el son cubano ha sido cuna de fusiones e inspiración para la música bailable y popular de todo el continente. A continuación, te presentamos una tabla comparativa con los géneros más relacionados con el Son Cubano.
Subgénero | Semejanzas con el Son Cubano | Diferencias con el Son Cubano | Enfoque Principal |
---|---|---|---|
Mambo |
Ambos comparten raíces afrocubanas y estructuras orquestales para el baile. | El Mambo es más moderno, instrumental y rápido; el Son es narrativo y más tradicional. | Ritmo afrocubano clásico con base para múltiples fusiones latinas. |
Música Salsa |
La Salsa nace directamente del Son Cubano, adaptándolo con elementos modernos. | La Salsa es más elaborada y cosmopolita; el Son mantiene un carácter más puro y rural. | Fundamento rítmico afrolatino con clave, bongó y guitarra. |
Bachata |
Ambos usan guitarras, comparten orígenes caribeños y una narrativa emocional. | La Bachata es más moderna y melancólica; el Son Cubano tiene un carácter más festivo y tradicional. | Ritmo cubano con fusión de culturas africanas y españolas. |
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